A meses de que finalizara la Guerra del Pacífico y en el contexto de la pelea por el control del poder entre el Ejecutivo y el Congreso, José Manuel Balmaceda se retira en la embajada argentina. El presidente de Chile lideraba la pelea por un rol más activo del Estado en el negocio del salitre, mientras que el Congreso buscaba tener control sobre el gobierno. Balmaceda decide escribir su “testamento político” y en ese proceso conoce a Rufina, una empleada de la residencia diplomática. Entre ellos nace una relación romántica, mientras afuera la guerra civil ya empieza a definir su resultado. Los ingleses, que tenían muchos intereses puestos en una derrota de las fuerzas balmacedistas, intentan obtener posiciones a favor, logrando el apoyo de ciertos personajes del Congreso.
José Manuel ya no soporta la derrota y, entre que se hacen las gestiones con Estados Unidos para su exilio, decide suicidarse el 19 de septiembre de 1891, un día después del término de su mandato como presidente.
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